Nota basada en el artículo de William Engdahl para Global Research, Noviembre 10, 2017
Una de las acciones más extrañas en términos de salud y seguridad para los ciudadanos de la Unión Europea (US), es la saga de Monsanto y su agrotóxico, Roundup, el herbicida más ampliamente utilizado en el planeta. El 25 de octubre de 2017, la Comisión de la Unión Europea anunció nuevamente que carecía de los votos necesarios de los estados miembros para aprobar una extensión por diez años la licencia para el glifosato, destructor de malezas. Ellos intentarán de nuevo. Detrás de este aparente anuncio de rutina se encuentra una de las batallas más ardientes sobre la alimentación y la salud humana que ha visto el mundo desde la decisión de 1972 tomado en Estados Unidos para prohibir la fumigación del insecticida DDT. Esta vez, lo que está en juego va más allá de la prohibición del glifosato. Afecta el futuro de la fertilidad humana o la falta de ella.
En junio de 2016, la Comisión de la UE permitió una extensión del uso de herbicidas con base a glifosato en la UE, por 18 meses, durante los cuales se contaría con más estudios científicos que supuestamente aclararían si el glifosato es un carcinógeno. Fue el mismo punto muerto entre los estados miembros sobre si se debía otorgar al glifosato, el principal ingrediente del herbicida Monsanto Roundup, una renovación de licencia, como vimos en octubre.
En marzo de 2017, la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) emitió un informe que afirmaba que “la evidencia científica disponible no cumplía los criterios del Reglamento CLP para poder clasificar al glifosato como una sustancia con toxicidad específica para órganos diana; como carcinógeno, mutagénico o con toxicidad reproductiva”.
La ECHA, con sede en Hensinki es un organismo creado solo en 2007 y establecido para monitorear el uso seguro de productos químicos, basándose en la información esté disponible, y no para que realice sus propias pruebas sobre la seguridad de los productos químicos. Por lo tanto, la ECHA no realizó ningún estudio o prueba independiente para determinar si el glifosato es o no es un probable carcinógeno, un hecho que Bruselas y la industria de los plaguicidas minimizan hábilmente.
En marzo de 2015, la Agencia de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la OMS, que posee esa competencia investigadora, clasificó al glifosato como «carcinógeno probable».
En octubre de 2015, antes del vencimiento de la licencia del glifosato, unas 47 organizaciones ambientales, de salud y de cáncer, científicos y médicos escribieron una carta abierta al comisario de Salud de la UE, Vytenis Andriukaitis, pidiendo a la Comisión que prohíba el glifosato a la espera de una evaluación científica completa. La evaluación que la Comisión de la UE estaba utilizando, fue proporcionada por el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR), y se basó en estudios de seguridad industrial, dados a BfR por Monsanto y otras fuentes de la industria.
Corrupción en la UE y salud humana
La determinación de que el glifosato es “no carcinogénico”, decisión que se hizo tomando el criterio de la ECHA, fue una aparente estratagema política de la Comisión de la UE para obtener otro apoyo que respaldaría su postura pro-glifosato, la misma que beneficia solo a Monsanto y otros productores de agroquímicos, a expensas de la vida y la salud humana.
El Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos ( BfR), responsable dentro de la UE de la evaluación del glifosato para la UE, es la fuente usada tanto por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como por la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos, para afirma que el glifosato no es carcinógeno. Esto entra en contradicción con la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS.
De acuerdo con las regulaciones de la UE, una sustancia debe considerarse carcinogénica si hay dos estudios en animales, realizados de forma independiente, que muestren una mayor incidencia de tumores. En el caso del glifosato, hay al menos siete de doce estudios científicos independientes, hechos a largo plazo, que encontraron que en animales expuestos a glifosato, hay una mayor incidencia de tumores.
Un informe del toxicólogo alemán Dr. Peter Clausing, encontró que las instituciones de la UE y la institución alemana designada por la UE para evaluar la seguridad del glifosato, el BfR, ignoraron varios estudios pertinentes.
Un informe del toxicólogo alemán Dr. Peter Clausing descubrió que los organismos de la UE y el organismo alemán designado por la UE para evaluar la seguridad del glifosato, el BfR alemán ignoraron los estudios pertinentes. Clausing dice:
“La BfR no reconoció numerosos reportes significativos sobre la incidencia del glifosato en el desarrollo de tumores, debido a que no aplicó las pruebas estadísticas apropiadas, estipuladas por la OCDE y la ECHA. La BfR en cambio, se había basado en pruebas estadísticas aplicadas por la industria …
Y el informe alemán de la BfR fue la base para las posteriores determinaciones hechas primero por la EFSA y ahora por la ECHA, las instancias de la UE encargadas de proteger a la población de toxinas químicas peligrosas. Alguien está siendo engañado por Bruselas, pero lo que está en juego implica mucho más, en términos de salud humana e incluso de reproducción humana.
Las dimensiones de la exposición humana y animal a las enormes cantidades de herbicidas a base de glifosato en la cadena alimenticia mundial, apenas comienzan a apreciarse. La razón es la enorme influencia del cabildeo de la industria agroquímica en torno a compañías como Monsanto, Bayer AG (que pronto será propietaria de Monsanto) y Syngenta. Hasta ahora han logrado usar sus recursos financieros y sus recursos legales para distorsionar los resultados de las pruebas y obtener la aprobación regulatoria de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Washington, influenciada por Monsanto, y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Desde allí, el cabildeo se ha extendido a la Comisión de la UE y agencias relevantes como la EFSA y la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos, a pesar del abrumador rechazo popular a los cultivos transgénicos.
Nuevas evidencias sobre los efectos del glifosato
Hay un estudio reciente, publicado por el Journal of Environmental Toxicology and Pharmacology (1), alerta sobre la exposición humana a largo plazo al glifosato, y su relación con la producción saludable de esperma humano. Este es un problema que está comenzando a ser motivo de gran alarma en los países occidentales, donde los herbicidas y pesticidas químicos son utilizados en grandes dosis por los productores de la agroindustria.
Esta investigación, que definitivamente demanda que se hagan varios otros estudios de seguimiento, encontró efectos en ratas adultas expuestas a un herbicida basado en glifosato, durante 8 días:
«Una expresión significativa y diferencial de la aromatasa en los testículos”. La aromatasa es la enzima responsable de un paso clave en la biosíntesis de estrógenos (hormonas sexuales), que se encuentra en el cerebro y en las gónadas. La aromatasa es un factor importante en el desarrollo sexual. Los autores concluyeron que, “la continua exposición de mamíferos a este herbicida podría alterar su reproducción”.
Ahora existen amplias pruebas, independientes de Monsanto y otras fuentes de la industria, que demuestran en un grado alarmante que la exposición de los humanos y los animales a herbicidas con base de glifosato, puede causar tumores cancerígenos, pero también puede afectar la reproducción.
Otras investigaciones han revelado la presencia de cantidades significativas de glifosato en extensas zonas de los Estados Unidos, donde se aplica Roundup de Monsanto y otros herbicidas con base de glifosato, masivamente en pulverizaciones con fines agrícolas o en huertos familiares.
Científicos de la Universidad de California en San Francisco, hicieron una investigación a la orina de grupos de voluntarios que querían conocer si tenían exposición al glifosato. La toma de muestras fue hecha por el Proyecto Detox, a petición de la Asociación de Consumidores Orgánicos de Estados Unidos (2).
Se encontró glifosato en el 93% de las muestras de orina analizadas a un nivel promedio de 3.096 partes por mil millones (PPB). Los niños tenían los niveles más altos con un promedio de 3.586 PPB. Los niveles más altos de glifosato se encontraron en el oeste y en el medio oeste americano, el corazón de la agricultura agroindustrial de los Estados Unidos.
El proyecto Detox, con sede en Estados Unidos, que publicó el estudio, señala que “El glifosato nunca ha sido estudiado por las agencias reguladoras o por la industria agroquímica, a niveles que la población humana de los Estados Unidos está expuesta a menos de 3 mg / kg de peso corporal por día. Este es un gran vacío en el proceso de evaluación de riesgos del glifosato, ya que la evidencia sugiere que niveles bajos del químico, pueden alterar las hormonas incluso más que los niveles altos … muchos químicos tóxicos tienen tanto o incluso más influencia en nuestra salud en dosis bajas- estos químicos son conocidos como hackers hormonales o disruptores endocrinos”.
Monsanto se niega a eliminar su herbicida Roundup basado en glifosato, o incluso permitir que se hagan pruebas independientes de “los adyuvantes secretos comerciales que, según algunas estimaciones, hacen que el glifosato sea mucho más tóxico”.
Notas:
(1). Estudio sobre el efecto del gifosaot en el esperma: Effects of Glyphosate Exposure on Sperm Concentration in Rodents: A Systematic Review and Meta-Analysis. W Cai et al. Environ Toxicol Pharmacol 55, 148-155. 2017
(2). Más información de este proyecto puede encontrarse en: UCSF Presentation Reveals Glyphosate Contamination in People across America. https://detoxproject.org/1321-2/
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