Patricia Molina
Cuál es el motivo último por el cuál a pesar de las negociaciones avanzadas China rechazó comprar soya de Bolivia? Porque es transgénica.
Si bien China compra soya transgénica de Brasil, EUA y Argentina, (este año proyecta comprar 84 millones de toneladas) su producción interna es enteramente convencional y alcanza 8.2 millones de hectáreas. El Grupo Semillero Don Mario (GDM) de origen argentino, que –de acuerdo a su página web- en Sudamérica provee más del 45% de las semillas de soja-, está iniciando actividades en China, donde a partir de mayo del 2019 empezará la evaluación de 300 variedades de la empresa, en el norte de ese país. Esto con el objetivo de generar variedades comerciales no transgénicas hasta el 2021 o 2022, a pesar de que don Mario hasta ahora solo produce semilla de variedades transgénicas. Sería la primera “avanzada” de Don Mario con semilla no transgénica la que probará también en Estados Unidos y Rusia.
China, el centro de origen de la soya, está buscando mejorar sus rendimientos y producción, en medio de la disputa comercial con Estados Unidos, país del cual compraba alrededor de 35 millones de toneladas.
El presidente de Bolivia Evo Morales, al retornar de su gira por Rusia y China en junio del 2018, informó que el memorandum de entendimiento para la compra de soya con China no fue firmado, mientras que para café y quinua se concretaron acuerdos. Los problemas fitosanitarios -como lo dijo el ministro de Desarrollo Rural Cesar Cocarico- y específicamente la presencia de semillas de malezas serían la causa del rechazo.
Del 27 al 31 de marzo de 2017, una delegación china de la Administración General de Calidad, Supervisión, Inspección y Cuarentena AQSIQ, homólogo del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG) junto con funcionarios de esta instancia estuvieron en Santa Cruz con el propósito de verificar las condiciones fitosanitarias de la cadena productiva de la soya, recopilando información en campos de cultivo y laboratorios. Gary Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), informó entonces que la delegación se reunió además con representantes de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). A su vez desde ANAPO se anunció que la visita de la delegación china habría sido gestionada también por esa asociación.
China es el principal importador mundial de soya. El 2017 adquirió el 53% a Brasil, 37% a los Estados Unidos, y el 10% restante de otros países, principalmente Argentina seguida de Paraguay y Uruguay. Además China compra el 70% de la soja producida en Brasil y es el destino del 60% de las exportaciones totales de soja de Estados Unidos, que para la campaña 2017/18 representó un volumen total de 37 millones de toneladas.
Las importaciones de soja transgénica a China son destinadas al ganado y la producción de aceite. Para el consumo humano se utiliza únicamente soya no transgénica que se produce en el país. Como China es el centro de origen de la soya está exigiendo la firma de acuerdos fitosanitarios para evitar la introducción de malezas indeseables, las que deben encontrarse en un contenido menor a 1%, ya que el 2017 encontraron material extraño que excedía los estándares chinos así como semillas de malezas en cuarentena en los cargamentos provenientes de USA hacia ese país.
Los nuevos acuerdos han sido firmados con Estados Unidos, Uruguay y Argentina y obviamente implican una inversión adicional en la calidad del grano. Con los Estados Unidos el nuevo acuerdo entró en vigencia el 1 de enero aunque establece una serie de medidas de control progresivas. En el caso de Uruguay, país donde se firmó en octubre del 2017, se establece que los cargamentos deben estar libres de Sorgo de Alepo, una especie ampliamente difundida en la Argentina, Uruguay y otros 50 países, también en Bolivia, que ha generado resistencia múltiple al glifosato, por lo que es difícil de controlar y demanda dosis altas de más pesticidas. Los cargamentos podrán ser devueltos o destruidos, debiendo asumir los productores el costo, los que ya se han visto afectados porque los exportadores les han bajado los precios de compra.
El 6 y 7 de marzo se reunieron en Beijing delegaciones del SENASA Argentina y el AQSIQ de China y acordaron que en caso de encontrarse de 1 a 5 semillas de Datura ferox (chamico) en el cargamento este sería zarandeado, asumiendo los costos los vendedores. Con este acuerdo, Argentina logró dejar sin efecto la medida que exigía solo 1 semilla por Kg. De encontrarse la maleza, el cargamento puede ser devuelto o el exportador puede ser suspendido.
Como puede verse, China ha incrementado sus exigencias fitosanitarias en soya para evitar la contaminación por malezas que son sujeto de cuarentena bajo las leyes chinas, por lo que las exigencias a Bolivia se enmarcan en esas preocupaciones.
La adopción de cultivos transgénicos resistentes al glifosato ha expandido exponencialmente la resistencia al glifosato en malezas, según Ian Heap Director del International Survey of Herbicide-Resistant Weeds, de Corvallis, OR. Al 2017 reporta treinta y ocho especies de malezas que han desarrollado resistencia al glifosato, distribuidas en 37 países y en 34 cultivos diferentes y seis situaciones no relacionadas con los cultivos. El país con el problema mayor es EUA con 17 especies resistentes, de las cuales la primera que se encontró es Conyza canadienses, actualmente la más expandida en 11 países y 25 estados de EUA. Pero la más importante por el daño económico es Amaranthus palmeri presente en 27 estados. Junto con Amaranthus tuberculatum constituyen una seria preocupación porque han desarrollado resistencia múltiple a herbicidas, con 4 o más sitios de acción.
En la Argentina el sorgo de Alepo (Sorgun alepense) es uno de los mayores problemas, presente también en Uruguay y Bolivia, pero también están Digitaria insularis, Echinochloa colona (arrocillo) y Eleucine indica (pata de gallo), Amarantus quitensis (chiori) todas ellas extendidas en Bolivia y Amarantus palmeri, importado de EUA.
En Brasil la resistencia a glifosato se expandió igual que en los otros países con la aprobación de cultivos transgénicos y el ingreso inicial de semilla argentina. Actualmente, igual que en EUA el principal problema es la especie Conyza, lo que evidencia que con la semilla transgénica llegan también malezas resistentes.
Heap reporta que malezas resistentes existen en otros 22 países, algunos de los cuales no cultivan cultivos transgénicos o lo han hecho por un periodo comparativamente corto, como es el caso de Bolivia. El autor señala que las malezas resistentes al glifosato presentan la mayor amenaza para el control sostenido de malezas en los principales cultivos agronómicos, que ya se encuentra en punto precario, porque no se han introducido nuevos sitios de acción de herbicidas durante más de 30 años. La respuesta de la industria de agroquímicos a esta situación de crisis es ofertar más pesticidas con marketing: “Presentamos el Paraquat es el guardaespaldas del glifosato”.
El aumento de la resistencia de malezas como efecto de la difusión de soya transgénica y el uso masivo de glifosato en Bolivia está ampliamente documentado y difundido, (véase P. Franco, CIAT, www.paraquat.com, Heap), pero no fue ni tomado en cuenta durante la evaluación de riesgos para la aprobación de la soya RR en Bolivia, a pesar que entonces los movimientos ecologistas y campesinos ya lo habían advertido.
Es comprensible que China quiera protegerse de nuevas malezas invasoras que no podrá controlar, peor si son resistentes al glifosato y otros herbicidas. La situación debería servir de llamado de atención no solo a las autoridades sino a los productores y sus asociaciones. Seguir apostando por soya transgénica y además exigir la aprobación de semillas resistentes a nuevos pesticidas no solo que no soluciona el problema sino que lo agrava a niveles que nadie puede controlar. Y ahora China le pone el cascabel al gato.
Uruguay acaba de recibir germoplasma de semilla no transgénica en el marco de un acuerdo de investigación con la posibilidad de producirla y exportarla a China para consumo humano, generando un mercado diferenciado.
El 2018 ha sido un año de golpes para las empresas productoras de semillas transgénicas en particular, -pero no solo-, resistentes al glifosato, por la cantidad de evidencia científica y legal sobre los efectos dramáticos del pesticida en la salud pública. No es de extrañar que después de todo el daño causado, las mismas empresas que promovieron la difusión masiva de las semillas transgénicas estén empezando a producir semillas convencionales, las que obviamente estarán en el top de los precios. En el país tras más de 45 años de investigación agronómica los agricultores contaban con un pool de semillas para cada zona, altura o pluviosidad, las mismas que fueron arrasadas con el boom comercial de la soya RR. Es hora de evaluar el costo comercial y ecológico de las decisiones agrícolas que no resolvieron los problemas tecnológicos o productivos. Y también de que los responsables políticos de las decisiones tomadas, -como de la falta acciones al respecto-, efectúen su autocrítica antes de lanzar nuevas promesas electorales.
Referencias:
- IIan Heap, Stephen O Duke. 2017. Overview of glyphosate‐resistant weeds worldwide
- Pablo Franco, CIAT. Malezas-Resistentes-Tolerantes-a-Glifosato-y-Mecanismos-de-Control. http://agrolluvia.com/wp-content/uploads/2014/03/Malezas-Resistentes-Tolerantes-a-Glifosato-y-Mecanismos-de-Control.pdf
Web:
- https://paraquat.com/es/uso/produccion-y-proteccion-de-cultivos/malas-hierbas-resistentes-al-glifosato
- http://millingandgrain.co/don-mario-llegara-con-su-genetica-al-mercado-de-china/
Web:
- https://paraquat.com/es/uso/produccion-y-proteccion-de-cultivos/malas-hierbas-resistentes-al-glifosato
- http://millingandgrain.co/don-mario-llegara-con-su-genetica-al-mercado-de-china/