Ríos y represas

La Amazonía refleja la intensidad y evolución de las relaciones entre sus pueblos y entre estos con su ambiente. La riqueza de la Amazonia es resultado de un proceso continuo de convivencia e interacción. Hay un vínculo indisoluble de los habitantes de la Amazonía con la tierra y los ríos que son las venas por donde circula la vida.
¿Para qué y a quien sirven las grandes hidroeléctricas del río Madera y ríos amazónicos? Es energía para un modelo de explotación capitalista que destruye la Amazonía. Los principales beneficiarios son la banca internacional, como el Banco Santander, accionista de las represas Jiraú y Santo Antonio, empresas como la Suez y la Odebrecht, que encabezó la presión para la construcción de las represas del Madera, habiendo solicitado licencia para realizar estudios en Bolivia y actualmente se ha develado como la responsable de una red de sobornos a políticos en América Latina y Africa, con lo que garantizaba la adjudicación de la construcción de carreteras, puentes, aeropuertos y represas.
El 2014 se produjeron lluvias extraordinarias en la zona de convergencia intertropical, en la Amazonía boliviana y sur peruana. Las lluvias fueron extremas, con precipitaciones que no habían ocurrido en 50 años. En ese momento la represa de Jiraú estaba en proceso de llenado, habiendo alcanzado su máximo nivel cuando ocurrían las lluvias extremas. Santo Antonio operaba en su máximo nivel. Las carreteras quedaron bajo el agua. Porto Velho vivió momentos de zozobra, mientras los operadores soltaban agua sobre la población, por temor al colapso. En Bolivia, Guayaramerín, una ciudad de frontera parecía una ciudad fantasma, con negocios cerrados y sin intercambio de frontera. En Abuná, toda la población tuvo que ser retirada. Las playas de Fortaleza del Abuná desaparecieron. Se vivió una situación de descontrol y desconocimiento de la magnitud y alcance de los impactos en la cual los consorcios echaban la culpa a la naturaleza, incluso la expresidenta Dilma Rouseff llegó a echar la culpa a Bolivia porque las lluvias fueron río arriba, en territorio boliviano, sin tomar en cuenta la amplificación de los daños por cuenta de las represas brasileñas. Es decir, un desastre social y ambiental, no un desastre natural. Nunca se preguntó cómo hubieran sido los daños sin represas.
Como dijo Kader Asmal, presidente de la Comisión Mundial de Represas: En este planeta azul, menos del 2.5% de nuestra agua es dulce, menos del 33% del agua dulce fluye, menos del 1,7% del agua que fluye discurre por cauces… Hemos represado la mitad de los ríos del mundo a la tasa sin precedentes de uno por hora, y en dimensiones también sin precedentes de más de 45000 represas de una altura de más de cuatro pisos.
Dice Luis Novoa: ¿qué tipo de ciudadanía, de democracia es esta que se hace en la cola de los megaproyectos, megainversiones que tienen sus referencias propias y que buscan básicamente insertar las economías regionales en las cadenas globales de valor a través del suministro de materias primas y energía? Mientras en países como Brasil y Bolivia , la extrema pobreza es patente en las áreas periféricas de las ciudades, donde aún mueren niños por desnutrición.
El gobierno boliviano emitió algunas notas de reclamo, pero el 2008 optó por contratar a la empresa Tecsult en un cuestionado contrato, para hacer estudios que sustentarían el reclamo al Brasil. Esos estudios nunca fueron concluidos y en los hechos el gobierno boliviano terminó aceptando la construcción de las megarepresas. Más aún porque en enero del 2017 firmó un acuerdo para llevar a cabo estudios “binacionales” para la construcción de la represa de Riberao, en el tramo binacional del río Madera.
Como señala el documento de la Comisión Mundial de Represas, estas son un medio para un fin. ¿Cuál es ese fin? Cuán importantes son los retos que se proponen resolver las grandes represas y hasta qué punto pueden las represas verdaderamente resolverlos? ¿A qué estamos renunciando y qué estamos ganando cuando se cambia el ciclo natural de los ríos y de las poblaciones que están alrededor de ellos? ¿Cuándo cambia el cauce, el rumbo del río y ya no es más un río sino un conjunto de escaleras como experimentos en la Amazonía? La sociodiversidad y la biodiversidad dependen de ríos íntegros, no pueden reproducirse en ríos fragmentados con escaleras o muros que interrumpen su conectividad.
Cuando se aprobaron los estudios de impacto ambiental de las represas el 2007 el Instituto Brasileño de Medio Ambiente IBAMA informó que las represas del Madera iban a tener impactos directos e indirectos en Bolivia que dependían de la sobreelevación del agua producida por las represa de Jiraú, por lo que la operación debía ser a diferentes niveles, para limitar ese impacto.
Con el aceleramiento del cambio climático y la intensificación del fenómeno del Niño que se vive el 2017, alterar los ciclos de los ríos amazónicos, desviar y lentificar sus caudales con paredes en los ríos, no solo es una tremenda irresponsabilidad e insensatez, sino que afecta derechos humanos por lo que en este debate hay aspectos de equidad, injusticia ambiental y poder que deben ser abordados y enfrentados sistemática e informadamente, pero sobre todo con compromiso con los territorios amazónicos y sus pueblos .

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