La Campaña

El problema del cambio climático difiere de épocas anteriores por el ritmo no visto al menos desde la última época glaciar y porque está asociado al hombre por la emisión de gases con efecto invernadero. El cuarto informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático IPCC (2007) establece cuatro conclusiones científicas:

  1. El calentamiento del sistema climático es inequívoco.
  2. El aumento de los gases de efecto invernadero registra un incremento significativo desde 1850 asociado al proceso de industrialización ocasionando un aumento de la temperatura global en el planeta y otros impactos climáticos.
  3. El calentamiento global significará un aumento en la temperatura del planeta, con mayor probabilidad, de entre 1.1 a 4.5 grados centígrados, aunque existen incluso predicciones más pesimistas que llegan a 6 grados, y un incremento en el nivel del mar de 28 a 43 centímetros para este siglo, además se observarán cambios importantes en los patrones de precipitación y en los eventos climáticos extremos.
  4. El cambio climático está teniendo una influencia discernible sobre muchos de los sistemas físicos y biológicos.

Estas cuatro conclusiones tienen su traducción práctica en los que los propios científicos del IPCC llaman los patrones asociados al cambio climático: derretimiento de las capas de hielo, lo que provocaría el aumento del nivel del mar y la inundación y destrucción de algunas costas; presencia de lluvia en tiempo y lugares antes no existentes; sequías más prolongadas e intensas en otras zonas; extinción de muchas especies animales y vegetales; aumento de enfermedades; incremento en la intensidad de los eventos extremos como ciclones tropicales.

Cambio climático y El Niño-La Niña

¿Cómo afecta el cambio climático al fenómeno El Niño? Esto es algo que aún se está estudiando. El fenómeno El Niño-Niña es cíclico y natural y relativamente corto. Pero los cambios de temperatura del planeta por efectos del cambio climático podrían prolongar los efectos de EL Niño, con impactos catastróficos que no resistirían  las poblaciones más afectadas y vulnerables, como es el caso de El Chaco con sus prolongadas sequías, el Altiplano Sur y también el resto de tierras bajas en caso de darse precipitaciones intensas e inundaciones.

Se espera que el cambio climático tenga un fuerte impacto en la disponibilidad de los recursos hídricos en diversas regiones del planeta, tanto en volumen como en disponibilidad a lo largo del tiempo. Esto por reducciones de disponibilidad de agua dulce, derretimiento de glaciares y pérdidas de almacenamiento de agua, disrupciones en el ciclo hidrológico, sequías e inundaciones y reducción de la distribución temporal de las precipitaciones. La región andina es particularmente vulnerable ante los efectos e impactos del cambio climático y la variabilidad climática.

En cuanto a la Amazonia si a lo anterior añadimos las intervenciones que están implementando los gobiernos de Brasil y Bolivia con la construcción de represas, que modifican drástica o completamente los ciclos hidrológicos de los ríos y con ellos los ciclos de inundación y seca normales o se planifican carreteras que generan efectos de deforestación y cambio de uso del suelo en zonas de recarga natural de los ríos, la conclusión es que se está llevando al país a condiciones de vulnerabilidad climática creciente e irresponsable con las regiones y sus habitantes. A ello se suma la vulnerabilidad derivada de un sistema injusto entendiendo que la vulnerabilidad es la exposición a  contingencias y tensión y la dificultad para afrontarlas. Lo que implica dos componentes: una parte externa, los riesgos, convulsiones y presión a la  cual está sometida una población, una familia o un individuo: y una parte interna, que es la indefensión, es decir la falta de medios para afrontar la situación.

Ante el cambio climático, se plantean medidas de mitigación (intervención humana para reducir las fuentes o mejorar los sumideros de gases de efecto invernadero) y adaptación (ajuste de los sistemas humanos o naturales frente a entornos nuevos o cambiantes). La planificación debería desarrollar estrategias de adaptación para escenarios diferentes, pero sobre todo adaptaciones transformacionales encaminadas a cambiar el modelo socioeconómico y con ello, el modelo de agricultura industrial y de consumo.

Deforestación

A pesar de estar cubierto en un 50% aproximadamente de bosques, el país ha experimentado cambios importantes en la cobertura boscosa: anualmente se pierden 330000 has de bosques. Son varias las causas de la deforestación, como  expansión del agronegocio, migración, explotación ilegal de madera, y explotación petrolera.

Entre las causas subyacentes de la deforestación están los fenómenos económicos internacionales, tales como las estrategias macroeconómicas que ofrecen fuertes incentivos para la obtención de ganancias a corto plazo, en lugar de buscar la sustentabilidad a largo plazo. También son importantes las estructuras sociales profundamente arraigadas que provocan desigualdad en la tenencia de la tierra así como discriminación de los pueblos indígenas, de los agricultores de subsistencia y de los pobres en general. En otros casos incluyen factores políticos tales como la falta de democracia participativa, la influencia de los militares y la explotación de zonas rurales por élites urbanas. El consumismo desmedido de los consumidores de los países de ingresos elevados constituye otra de las principales causas ocultas de la deforestación, mientras que en algunas regiones la industrialización no controlada es un factor clave en la degradación de los bosques, afectados por la lluvia ácida provocada por la contaminación generalizada.

La mercantilización del clima

El clima, además de ser un tema de preocupación global, es el escenario, la excusa y el instrumento para desarrollar lo que se está constituyendo en un nuevo mercado financiero que reproduce, actualiza y profundiza las formas de dominación. Cuando parecían agotarse los espacios físicos colonizables, la Naturaleza y sus funciones se están convirtiendo en objeto de exóticos mecanismos de prosperidad del capital, reproduciendo nuevas formas de acumulación.

El capitalismo, demostrando su asombroso y perverso ingenio para buscar y encontrar nuevos espacios de explotación, está colonizando el clima. Este ejercicio neoliberal extremo, del cual no se libran los gobiernos “progresistas” de la región, convierte la capacidad de la Madre Tierra en un negocio para reciclar carbono.

El sistema se inició con los esquemas de límites con los que los gobiernos distribuyen permisos de emisiones sin mucho fundamento científico, generalmente de manera gratuita sobrepasando los limites reales de emisiones, con lo cual muchos obtienen permisos excedentes que pueden comercializar. Paralelamente se puso en marcha un complejo sistema financiero en el que se estableció el valor de cambio del CO2. Así aparecieron los mercados de carbono, creándose una serie de equivalencias falsas entre las emisiones industriales y la absorción de carbono de los ecosistemas.

el nuevo sistema sentó las bases para que proyectos desplegados en países en desarrollo pudieran generar créditos que, posteriormente, pudieran adquirir y utilizar los países desarrollados para cumplir con sus obligaciones de reducción de emisiones. El fondo fue transformado en un mecanismo de comercio, las sanciones se transformaron en premios y un sistema jurídico se transformó en un mercado. (Larry Lohmann).

Mientras el mercado de carbono florece, en cambio, no mengua la contaminación, con lo cuál se evidencia una gran contradicción con el objetivo de neutralizar el cambio climático.

En realidad, alentados por la voracidad de acumulación del capital, los mercados de carbono siguen expandiéndose. Estos mercados adquieren la forma de una burbuja, similar a aquella relacionada con las hipotecas que llevó al reciente colapso financiero cuyas ondas se expandieron a nivel planetario. En teoría, los mercados de carbono deben mitigar el problema del calentamiento global; en la práctica, lo están empeorando.

Las formas dominantes de mirar los problemas del cambio climático, que privilegian el capital sobre la vida, el mantenimiento de modelos industriales depredadores aún a costa de la sobrevivencia de pueblos y culturas, el consumismo sobre la sustentabilidad, en la práctica inhiben la aplicación de acciones que enfrenten las causas del calentamiento global. Por el contrario esta priorización favorece las evasivas para no encontrar soluciones definitivas y por lo tanto ahondan los problemas.

Lohman introduce un análisis sobre los efectos “desreguladores“, que tienen los mercados de carbono especialmente sobre los marcos legales de países subdesarrollados, pues las sanciones legales por contaminar son reemplazados por precios y el “cumplimiento de la ley por mercados de servicios ambientales”

Es un tema especialmente sensible en el marco de la Iniciativa de dejar el crudo en el subsuelo. Esta iniciativa es probablemente la mejor propuesta para enfrentar el calentamiento global, las responsabilidades comunes y diferenciadas y la transición hacia una economía y fuente de energía no petrolera. Frente a la lógica de los mercados, la iniciativa se enfoca en el petróleo. Frente a los negocios del clima en el marco neoliberal del comercio de emisiones, se propone un esquema cercano al reconocimiento de la deuda ecológica con los países industrializados como deudores.

El grueso de las lamentaciones en contra del calentamiento global y los numerosos esfuerzos ecológicos por reformar algunos de los objetos estratégicos usados en la vida cotidiana del capitalismo actual resultan insuficientes y a veces inútiles. No ocurre una verdadera crítica teórica u práctica, de orden global e integral, de este mundo material organizado a la manera de una civilización capitalista petrolera.